La igualdad en Valor de Todos es Imprescindible para la Paz

¡Buenos días! En primer lugar, deseo darles las gracias a todos uds por su asistencia así como a todos los que han hecho y están haciendo posible llevar a cabo la jornada de hoy.

En mi intervención voy a centrarme en los conceptos de Valor,  Dignidad y Papel de la Mujer en la construcción de la paz

Empezaré desarrollando el concepto de ‘VALOR’.

“Valor es la cualidad de un sujeto o de un objeto”.

“Valor” es un parámetro a través del que se mide/se estima positivamente a las cosas, las personas y los hechos (si estas poseen tal cualidad) o negativamente (si son carentes de ella).

En el caso de los seres humanos, la fuerza, la resistencia, la belleza, etc. son cualidades o valores del cuerpo físico.

Pero la persona es mucho más que un cuerpo físico. Los seres humanos tienen una parte de su ser que es invisible, inmaterial o espiritual, la cual puede contener cualidades que son aún más apreciadas que las del cuerpo físico, como por ejemplo la lealtad, la espontaneidad, la sensibilidad, la benevolencia, la inteligencia, etc.

Una persona que es físicamente fuerte, ágil, resistente tiene y expresa valor. No obstante, una persona leal, honesta, natural y generosa lo hace mucho más.

Con rotundidad hay que señalar  que, como seres humanos, las mujeres poseen los mismos valores y cualidades que los hombres. Sin embargo, hay algunos de estos valores que son más particulares a la mujer y a la feminidad, como la cualidad de ser maternal. No obstante, este no es un valor exclusivo de las mujeres, sino que pertenece a ese aspecto que definimos como feminidad, el cual está presente tanto en los hombres como en las mujeres. Ciertamente, los hombres no pueden dar a luz, pero pueden expresar una actitud maternal hacia su familia y hacia los demás seres en la creación. (maternal se aplica a cualidades, actitudes  o afectos que se considera propios de una madre hacia su hijo: ser cuidadoso, cariñoso, etc)

Por otro lado, la apreciación de cualquier valor es el resultado de la interpretación subjetiva de un individuo o de un grupo de personas, que  son quienes deciden si un objeto o una persona es útil, deseable, importante, interesante, bella, etc.

Recordemos que a lo largo de la historia, ha habido sociedades en las que se consideraba que las personas de  una raza o de un país distinto no tenían valor como seres humanos. Asimismo, hubo  momentos en la historia en que la mujer no era considerada igual al hombre porque no tenía alma. Desafortunadamente, todavía hoy en día, en diferentes partes del mundo, la mujer es vista como un ser como menos valor que el hombre.

La evolución de las sociedades a lo largo de la Historia ha ido modificando las escalas de valores, llegando a concretar, por ejemplo en la Declaración Universal de Derechos Humanos, muchos valores que hoy se consideran fundamentales e irrenunciables.

Si el criterio utilizado para establecer o estimar un valor no es universal, habrá más dificultad para reconocer el valor de todos los seres humanos, y así, habrá más dificultad para crear relaciones harmoniosas.

Propongo la siguiente definición: ‘El valor de todo ser, actitud o cualidad es función de su capacidad para contribuir a lograr felicidad individual y del conjunto’.

El siguiente concepto a desarrollar es el de ‘DIGNIDAD’

El concepto de ‘dignidad’ deriva de la palabra en latín ‘digno’, que significa la cualidad o el estado de algo o alguien que merece ser honrado y respetado. 

Filosóficamente, el concepto ‘dignidad’ se refiere a un valor inherente a todos los seres humanos, concebidos como seres dotados de razón, libertad y poder creativo.

Toda  persona, por el simple hecho de poseer naturaleza humana, tiene dignidad, merece ser honrada y respetada.

La dignidad humana es un ‘valor’ de la persona que no se le puede ni  otorgar, ni quitar. Es inherente a la propia persona. La ‘dignidad’ no es un concepto relativo; no depende de circunstancias tales como el género, la edad, la salud, la raza, la nacionalidad, la ideología, la religión, etc.

No obstante, es esencial para desarrollar y manifestar nuestra dignidad que los valores que elijamos  para vivir se correspondan  con la auténtica naturaleza humana.

Si opto por el ‘egoísmo’ como el valor con el que vivir mi vida, es decir si doy prioridad a mi propio confort y bienestar y dejo de lado todo lo demás,  mi personalidad se hará cada vez menos atractiva  y entraré en  un proceso de retroceso  psicológico y moral.

Al contrario, si elijo la generosidad como el valor para mi vida, si me esfuerzo para hacer correcta y profesionalmente lo que deba hacer, con un espíritu de servicio, o si dedico mi vida a los demás o a causas más elevadas, creceré psicológica, moral y espiritualmente y mi dignidad será más reconocida.

Aunque el ser humano tenga  una dignidad potencial, para hacerla real, tangible, debe expresar los valores universales de libertad, justicia, verdad,  sabiduría, verdadero amor, etc.

Esto significa que la realización del concepto ‘dignidad’ está conectada con la actitud personal del individuo de ser, en primer lugar, ‘consciente de’ y luego de realizar los valores universales en su máxima expresión.

Cuando la mujer descubre y entiende su verdadero valor y dignidad como persona autónoma, libre y creativa, empieza a vivir su valor, abandona el victimismo, la sumisión a los demás, la pasividad y la inacción.  Por otra parte al desarrollar su capacidad de expresar los valores universales de libertad, justicia, verdad,  sabiduría, verdadero amor, etc,  su dignidad se refuerza y  se realiza.

“El PAPEL DE LA MUJER”

Tras haber expuesto los conceptos de valor y dignidad, me gustaría hablar ahora sobre el papel de la mujer.

A lo largo de la historia, la mujer no ha podido en muchas épocas y países expresar completamente su valor y dignidad.

Afortunadamente los seres humanos y sus sociedades han evolucionado, y estamos viviendo –por lo menos en algunas partes del globo- en una era en la que la mujer puede disfrutar de su derecho a la libertad, su derecho a utilizar su propio razonamiento y su derecho a ejercer su poder creativo.

No obstante, queda un gran camino por andar, en una gran mayoría de las 200 naciones que existen en el mundo.

La mujer es primero ser humano y luego mujer. Como ser humano, su papel es igual que el del hombre,  como creadores de una humanidad en armonía.      Pero además, sus características particulares como mujer hacen que en la actualidad deba jugar un papel especial para erradicar el conflicto del mundo y crear una cultura de paz.

Este papel lo debe realizar en dos planos:

En el plano  individual, debe enfatizar los valores más propios de la feminidad, como la ternura, el cuidado y el cariño. Estos valores conectan con la característica maternal que es común a la mujer en general. Y así, además de ejercerlos en su vida privada, en el plano social, la mujer tiene un reto  más difícil: debe transmitirlos a los  hombres esa especial  habilidad de la ternura, de la dulzura que suele ser tan propia suya.

Debemos expandir esa naturaleza maternal, extender sus especiales aptitudes para entender, empatizar, amar y cuidar el mundo alrededor nuestro, compensando así lo que suele ser la actitud tradicional masculina que enfatiza la imposición y la fuerza. Sinceramente, eso es lo que hace falta en el mundo en todos los ámbitos de actividad y qué hacer humanos.

La mujer en suma se encuentra en un momento ideal para fomentar esas características suyas y asumir la bandera de lograr que la  humanidad se transforme en  una gran familia mundial.

Muchas gracias.